En la medida de las posibilidades, es mejor organizar el patrimonio de la familia cuando se está en buenos términos y en pleno uso de las facultades físicas y mentales. Es el momento ideal para decidir quién se queda con qué y bajo que parámetros.
A través de los testamentos y las fundaciones de interés privado, la familia puede tomar decisiones inteligentes y oportunas encaminadas a proteger su patrimonio conyugal y familiar.